domingo, 7 de abril de 2013

hesse.



Hace días que de repente sentí la necesidad de leer a Hesse, he leído bastante de él y quería algo nuevo, así que busqué su bibliografía para ver cuál me faltaba: El Juego de lo abalorios.

Lo cogí con ganas, por ser de Hesse. Empecé y me pareció un libro extraño, que iba a costarme leer y, efectivamente, así fue. Es un libro complejo, es una especie de biografía de un sabio o de alguien que dedicó su vida a la cultura a su más alto nivel, en una especie de orden, con su jerarquía y esas cosas.

No voy a contar el libro, mejor leerlo. Si te gustó Narciso y Goldmundo este te gustará también. Es un libro lento, sin mucha acción, así que paciencia. Pero vale la pena.

No lo he acabado, así que hasta me parece osado ponerme a escribir sobre el libro sin haberlo acabado, pero me apetecía porque estoy en la parte que me ha gustado más. 

A mi los fanatismos me sacan de quicio, en general, por un dios, por la iglesia, por un equipo de fútbol, por una idea... todo lo que excluye otras cosas, ideas, me enfada y me deja triste. Y la gente que alimenta ese tipo de fanatismos me deja más triste todavía.

Este genio del libro se da cuenta de lo absurdo que es aprender y no compartirlo, de lo hipócrita que es vivir escondido en sus libros. Se da cuenta de que si hay alguien a quien ayudar es precisamente a los que no pertenecen a la orden, definitivamente, y tal y como lo dice él, educar a los desformados. Vivir esa realidad de la que tanto se habla en estos grupos que se creen superiores y que tan poco conocen.

Os dejo un trocito [minúsculo]:

- Lo que busco, no es tanto la satisfacción de una curiosidad o de un ansia por la vida mundana, sino la incondicionalidad. No deseo salir al exterior con un reaseguro para caso de engaño en el bolsillo, cual viajero cauteloso que echa un vistazo al mundo. Ansío, por el contrario, el riesgo, la dificultad y el peligro, tengo hambre de realidad, de tareas y actividades, también de privaciones y sufrimientos.


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