lunes, 6 de septiembre de 2010

positivismo vs. optimismo

escuchando a la gente hablar en estos tiempos de incertidumbre en los que vivo me he dado cuenta del uso indistinto que hacemos de las palabras positivismo y optimismo. aunque algunas personas tienden a usar una más que la otra.
no he querido documentarme antes de escribir esto, quería escribir partiendo de mi experiencia, de cómo siento yo estas palabras. después de escribir, investigaré más ‘científicamente’ y haré mi debate conmigo misma.

personalmente me quedo con la palabra ‘positivismo’. - Sé positiva! - me gusta.

voy a intentar hacer mi defición personal de ambas.

para mi el positivismo se basa en saber ver, encontrar y valorar lo bueno de cada situación y si no existe, si no hay nada bueno que encontrar, ser consciente de ello, no luchar inútilmente para cambiar algo ‘incambiable’. quedarse en ese preciso momento, que en unos segundos ya será otro momento distinto, pero no pensar en el tiempo, no confiar que el tiempo lo arreglará todo. cada segundo cuenta. la vida, el amor, las relaciones son como una planta, hay que regarla hoy, cuidarla hoy, porque si lo hacemos mañana...tal vez ya está muerta.

en cambio el optimismo. a pesar de que la palabra matemáticamente indica ‘sacar el mejor partido de algo’. nos dan una cuerdecita y nos hacen maximizar la superficie que podemos crear con ella. maximizar - optimizar.
bueno, y en la realidad, lo que a mi me hace sentir la palabra optimismo? al contrario que positivismo, optimismo, me hace pensar inmediatamente en su antónimo: pesimismo.
optimismo implica que algo va mal y eso que va mal, hay que cambiarlo, ni ver lo bueno ni nada, cambiarlo. no me gusta pensar, confiar que puedo cambiar algo ‘incambiable’. sé optimisma, todo irá bien. no. y ahora? qué hay del ahora? del segundo que pasa?

me valgo de las dos palabras para andar por la vida, pero estos últimos tiempos en los que el dolor del corazón es mi día a día, me duelen hasta órganos que no tengo ya! pues me apoyo en el positivimismo como filosofía de vida, de mi vida. parece que suavice mis movimientos, me siento mejor pensando positivamente, el pesimismo implícito en el optimismo, no me apetece ahora.

dicho esto, voy a estudiar las dos palabras semánticamente. a ver qué hay de verdad en mi ‘sentir’.

contando...